"Elegí el seudónimo para ser más libre, para dejar surgir nuevas formas a partir de algunas imágenes que siguen obsesionando mi imaginación desde que soy un niño. R.I.S. no significa nada” dice el artista con sede en Berlín. Aunque es difícil no asociar R.I.S. con las tres categorías que forman el fundamento del sistema del psicoanalista francés, Jacques Lacan: lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico. (Donde lo Imaginario y lo Simbólico se refieren a signos icónicos y simbólicos que usamos para representar, lo Real dentro del sistema lacaniano no significa la realidad representada, sino algo absolutamente irrepresentable. Esto podría sugerir una primera pista para la interpretación de los trabajos aquí presentados).
Como hijo de inmigrantes extremeños, nacido en el País Vasco, Javier se sintió especialmente conmocionado por las imágenes cotidianas que encontró creciendo en Mondragón, uno de los núcleos duros de la organización terrorista ETA en los años del plomo. “Cuando era pequeño, no podía atribuir un significado concreto a los símbolos que veía en la vida cotidiana, pero atrapé cierta atmósfera”. Estos dibujos eran poderosos e intimidatorios. La estética del grafiti y de los símbolos se guardaron en la mente del entonces niño, en parte sin descifrar, reformulados en garabatos y sueños, teniendo una influencia importante en el desarrollo de Javier como artista: primero en su carrera como diseñador gráfico y después en su trabajo más personal que consiste en dibujos y cómic.
La exposición nos invita a repensar el poder de las imágenes y los símbolos. Vemos como las imágenes más comunes son arrancadas de su contexto y sentido, siendo arrojadas a espacios fronterizos, adheridas a otros orígenes. Los símbolos son manipulados sin perder por completo el contexto religioso, social o político del que fueron tomados. El aspecto lúdico de este proceso de relectura tiene dos consecuencias: primero que la visibilidad de los símbolos comunes, en tanto entidades en la vida cotidiana, programan nuestra percepción directa e íntima. Y segundo, que no importa como los íconos y los símbolos estén activados de significado y connotaciones políticas, religiosas o sociales, nos sorprenderá como estos, evolucionan y cambian en el curso de la historia... a veces con resultados disparatados.
Fotos: Carmelo Argaiz