GONZALO ORTIGOSA YOLDI
23.FEB.- 7.ABR.2018

Bailar en las esculturas de Gonzalo abre las puertas a infinidad de posibilidades. Sus poliedros sintéticos y lineales logran generar diferentes relaciones entre interior y exterior, crear muros invisibles donde reflejarse o incluso cobijarse. En este sentido, un hogar no tiene porque ser un lugar físico, muchas veces hallamos <refugio> en una idea que toma cuerpo de múltiples maneras; otras en un simple abrazo o caricia.

 
Como en todo espacio, hacerlo habitable supone recorrerlo con todos los sentidos hasta familiarizarse con sus dimensiones, direcciones, ángulos, superficies, acoples y otros matices. Poco a poco el cuerpo se sincroniza y adapta hasta configurar un fragmento más de sus desarrollos. Se trazan nuevas geometrías, gestos y encuentros; dibujos orgánicos y efímeros que se mimetizan y enmarcan en bastidores metálicos, pero también en una búsqueda de sus propias coordenadas. De hecho, una escultura es un centro de gravedad, y si permite encontrarnos a nosotros mismos y conectar con otros, ya ha cumplido una función esencial, más allá de su estética.

Fotos obra: Kiko Ausejo

Fotos: Carmelo Argaiz

C/ BERATÚA 39/41
LOGROÑO LA RIOJA

MIÉR.-VIER.19H-21H
SÁB.11.30H-13.30H